viernes, 1 de septiembre de 2017

ARROYO

ARROYO VIAL
Susana Bianconi

Había una vez…
Al medio de la calle corría antes el agua de lluvia; se le llamaba arroyo.

El arroyo conducía perezosamente el agua de lluvia entre el empedrado. El andar de un carro no salpicaba al transeúnte ya que el agua no tocaba sus ruedas. El caminar en las banquetas bajo los tejados era una experiencia cotidiana y segura para la gente.
Veracruz
Geometría vial
Las cosas cambian cuando a mitad del siglo pasado los automóviles se enseñorean de pueblos y ciudades: es entonces cuando se sustituyen los empedrados por el asfalto. Se opta por mantener seca la circulación vehicular y la pendiente se invierte. La parte más alta del arroyo queda entonces al centro de la calle y se manda el agua de lluvia contra las guarniciones. Los ingenieros viales tuvieron en mente sólo la durabilidad del asfalto y como consecuencia de ello, los grandes perdedores fueron los peatones quienes a partir de entonces serán salpicados inclementemente al caminar por las banquetas.  
Tenemos ahora que el agua de lluvia se colecta en el mismo drenaje que las aguas negras lo que provoca dos consecuencias negativas: la primera es que los colectores sanitarios no tienen la capacidad para desalojar el agua de las tormentas y la segunda es que esa agua de lluvia, básicamente limpia, es mezclada con agua sucia.
Guatemala
Soluciones
Existen dos soluciones al problema. La opción que se lleva a cabo en Portland, Oregon, es particularmente ejemplar cuando se cuenta con amplio espacio. En sus calles, anchas, colectan el agua de lluvia en franjas verdes que van entre el arroyo vehicular y las banquetas peatonales. Estas zanjas naturadas se visten con pastos nativos y flores silvestres, dando un aspecto muy sano al paisaje urbano. Así se evitan las inundaciones.
La otra opción, cuando se carece del ancho vial necesario, es volver al pasado y recuperar la geometría de las antiguas calles coloniales, es decir, volver a los empedrados con pendiente al centro. Las velocidades de los vehículos aminoran gracias a lo disparejo del pavimento, el agua de lluvia se entretiene entre las piedras, no se mezcla con el drenaje y puede ser conducida al río más cercano, o a un jardín de lluvia donde se forme un lago temporal y se absorba el agua paulatinamente.
USA

Pueblos Mágicos
Es deseable que en nuestros Pueblos Mágicos se regrese al pasado en cuestión de geometría vial, para evitar el daño patrimonial a los edificios de adobe que ocurre cuando los torrentes mojan las partes bajas de los inmuebles de adobe, como ocurre actualmente en Valle de Bravo.
La magia está en bajarse del auto, en caminar y en andar en bici, en volver a la escala y a la velocidad humana los quehaceres de las ciudades. La magia está en volver a tener contacto visual entre nosotros y en vivir la calle con la seguridad de antaño. La ingeniería vial debe rediseñarse para que el arroyo recobre presencia urbana y abone así a la recuperación de los valores humanos que el automóvil nos arrebata.

Oaxaca