lunes, 29 de diciembre de 2014

LA DESAPARICIÓN DE LAS ACERAS

Con la desaparición de las banquetas, Metepec pone en riesgo a los peatones, impide el arbolado urbano y desdibuja su perfil de pueblo mágico.
En cada obra nueva, se autoriza el estacionamiento a partir del alineamiento y consecuentemente, no emerge la arquitectura sino el vacío del espacio para los autos, los que se suben a la desaparecida banqueta y pasan por sobre el derecho de los peatones.
Hasta hace poco este fenómeno se apreciaba solamente en las gasolinerías, ahora en largas tiras de comercios diseñados para empobrecer la ciudad y despreciar al transeúnte.
El fenómeno está contagiándose en cada esquina, podríamos apodarlo el síndrome del Oxxo. Las imágenes ilustran en 4 tiempos cómo las banquetas desaparecen, cómo puede resolverse el mismo comercio con un diseño más humano y cómo se puede perfeccionar el cruce peatonal de las calles.
Sólo se requiere ser peatón y desde esa óptica enfrentar el diseño urbano. El auto es una máquina, el ciudadano en cambio es un ser humano. Se puede subordinar uno al otro y conservar lo poco que nos queda de urbanidad.
 

martes, 2 de diciembre de 2014

LA PROLE

10 x 1

Publicado en CAMBIO del Estado de México, # 114, noviembre 2014

Asistí el 23  de octubre a una conferencia del Dr. Massimo Livi Bacci, especialista en estudios de población. Le pregunté al final porqué él solo usaba el indicador de cuántos hijos tenían las mujeres en cada país y no tomaba en cuenta la edad de la reproducción. Me respondió que en Europa es común que las mujeres tengan los hijos en los treintas y que aquí esa edad es menor y que no entendía por qué preguntaba algo obvio.
Quizás no supe expresar mi angustia por la maternidad precoz en México (cosa que no digo yo, sino la OCDE). Mi maestro albañil me acababa de contar que es abuelo desde los 38 años y la noticia me daba vueltas en la cabeza en esos días como algo difícil de digerir. Pero lo que motiva que ponga hoy en blanco y negro mi angustia, fue saber antier que el nieto de 16 años de la señora de la limpieza ya se juntó y llevó a vivir a la muchacha a su casa. Es un jovencito menor de edad y vive en amasiato en la misma casa donde viven su madre, su abuela y su bisabuela.
A ver Dr Livi Bacci, aunque cada mujer en México tenga 2.2 hijos, si los tiene a los 16 o 18 años en lugar de a los 32 o 36 años como en Europa, los números se doblan, equivalen a 4.4 hijos por mujer, ya que habrá dos generaciones mexicanas por una europea. Me refiero a la mitad del país, por supuesto, sólo a la mitad pobre del país, a los 60 millones que se reproducen entonces al doble de lo que dicen los especialistas en población.

La gráfica muestra los descendientes consanguíneos de dos mujeres mexicanas a las que conozco y que llamaremos Antonia, de 81 años y Rosario (nacida en 1922, nonagenaria).  Las líneas rojas horizontales son los lapsos de vida antes de la reproducción. La primera señora  tiene al día de hoy 70 descendientes consanguíneos, tres de ellos universitarios; la segunda tiene 7 descendientes co-sanguíneos, todos universitarios. La primera es tatarabuela y la segunda es abuela.
Quiero dejar claro que en el fenómeno del crecimiento poblacional deben tomarse en cuenta dos indicadores: el número de hijos por mujer, y la edad de la reproducción. Y que hay dos Méxicos, esto sí es obvio.


domingo, 30 de noviembre de 2014

PRIMERO EL PEATÓN

CUANDO LOS PEATONES MANDABAN EN LAS CALLES
Por Clive Thompson
Smithsonian Magazine
Diciembre 2014
Traducción: Susana Bianconi
Cuando visitas hoy en día cualquier ciudad de América, hay un mundo de autos, con peatones esquivando los carros veloces. Resulta difícil imaginarlo ahora, pero a finales de 1890, la situación era enteramente al revés. Los transeúntes dominaban las arterias y los autos eran los escasos, tentativos entrometidos. Los carros tirados por caballos y los tranvías existían, pero eran comparativamente lentos.
Entonces los peatones mandaban. “Las calles estaban absolutamente negras de gente” como un observador describiera la vista en la capital de la nación. La gente deambulaba para delante y para atrás por el centro de la avenida, deteniéndose a comprar antojitos a los ambulantes. Charlaban con amigos o hasta se “hacían manicure” tal como una cámara de comercio comentara ácidamente. Y cuando se bajaba de la acera, lo hacían donde se le daba la gana.
“Salían directo a la calle, dando apenas un vistazo de reojo alrededor… donde fuera y en cualquier ángulo,” como me cuenta Peter D. Norton, historiador y autor de Peleando el Tráfico: El amanecer de la Edad Motorizada en la Ciudad Americana. “Chicos de 10, 12 o 14 vendían periódicos, entregaban telegramas y corrían erráticamente”. Para los niños, las calles eran parques de diversiones.
A comienzos del siglo pasado, los vehículos motorizados eran hechos a mano, juguetes caros de los ricos, y considerados ampliamente como escasos y peligrosos. Cuando el primer auto eléctrico vio la luz en la Gran Bretaña en el siglo XIX, el límite de velocidad se puso en 6.4 kilómetros por hora, así un hombre correría adelante con una bandera, avisando a los ciudadanos de la amenaza que venía, anota Tom Vanderbilt, autor de Tráfico: Por Qué Manejamos Así (Y lo que Dice de Nosotros).
Las cosas cambiaron dramáticamente en 1908 cuando Henry Ford lanzó el primer Modelo T. De repente un auto se volvía asequible, y uno rápido también: el Modelo T podía alcanzar los 72 Km/hr. Las familias de clase media se los arrebataban, sobre todo en las ciudades, y conforme empezaron a correr por las calles, atropellaron gente – con letales resultados. Para 1925 los accidentes automovilísticos representaban dos tercios del conteo de muertes en ciudades con más de 25,000 habitantes.
Se levantó un clamor contra los automovilistas. El público los consideraba asesinos. ¿Caminar en las calles? Era lo normal. ¿Manejar? Esto era aberrante - una manera nueva de comportamiento egoísta.
“La Nación Decretó Contra Muertes por Autos” decía un encabezado de una típica historia del New York Times, vituperando “la orgía homicida de los automóviles”. La editorial siguió citando al magistrado de la Corte de la Ciudad de Nueva York, Bruce Cobb, quien exhortaba “la carnicería no puede seguir así. El despedazamiento y aplastamiento no puede continuar.” Caricaturas editoriales rutinariamente mostraban un auto tripulado por un tractorista, segando inocentes.
Cuando Milwaukee lanzó un concurso del poster “semana segura”, los vecinos mandaron ominosos diseños de víctimas de accidentes vehiculares. El ganador fue un dibujo de una mujer horrorizada sosteniendo el cuerpo ensangrentado de su hijo. Los niños atropellados mientras jugaban en la calle fueron los más sentidos. Sumaron un tercio de todas las muertes por atropellamiento en 1925; la mitad fueron embestidos en la misma cuadra de sus casas. Durante el evento “Semana Segura” de 1922 en Nueva York desfilaron 10,000 niños por las calles, 1,054 de ellos lo hicieron en un grupo aparte simbolizando el número de víctimas del año anterior.
                                                                            ***
Para principio de los 20s, el sentimiento anti-auto era tan fuerte que las asociaciones de fabricantes y de automovilistas – que se autonombraban “motordom”- temieron que perderían al público para siempre.
Podías ver el daño en la venta de autos, que bajó un 12% entre 1923 y 1924, después de un constante incremento. Aún peor, la legislación anti-auto destelló: Ciudadanos y políticos se movilizaron para que los legisladores pusieran límites de velocidad a los carros. “Restringirlos a 18 o 24 Km/hr”, como lo solicitaba en una carta un lector. Charles Hayes, presidente del Motor Club de Chicago, se lamentaba de que las ciudades impusieran “restricciones intolerables” a los autos.
Hayes y sus colegas empresarios automotrices decidieron dar pelea. Había llegado el momento de apuntar no al comportamiento de los vehículos- sino al comportamiento de los peatones. Motordom tendría que persuadir a los habitantes de las ciudades que, como lo argumentaba Hayes, “las calles están hechas para que los vehículos circulen”- y no para que la gente camine. Si te atropellaban, era tu culpa, no la del chofer. Motordom comenzó a montar una inteligente y aguda campaña de relaciones públicas.

Su más brillante estratagema: Popularizar el término “jaywalker” (atrabancado). El término deriva de “jay”, un peyorativo término para un campesino torpe. A principio de los 1920s, “jaywalker” no era algo conocido. Entonces las fuerzas impulsoras del automóvil lo promovieron mediante  estampitas para que los Boy Scouts las repartieran de mano advirtiendo a los transeúntes el cruzar la calle solo en las esquinas. En un evento sobre seguridad en Nueva York, un hombre vestido como una semilla de heno era embestido jocosamente una y otra vez por un Modelo T. En el desfile de Detroit de la semana de la seguridad en 1922, la Compañía Packard Motor presentó una inmensa lápida donde se culpaba al atrabancado, no al chofer: “En memoria del Sr. J. Walker: caminó en la curva sin mirar”.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

ACÁBAME DE MATAR


Publicado en Cambio del Estado de México #113, octubre 2014, pag 30

En el Estado de México tenemos la costumbre de acumular cosas inservibles en las calles. Ya hemos hablado de los múltiples postes ociosos que estorban en las banquetas y de los señalamientos encimados de las esquinas. Hoy hablaremos de la necrofilia urbana, caracterizada por conservar los árboles muertos.  




Su aspecto produce escalofríos, nos topamos con estos cadáveres a cada paso y ni siquiera las reforestaciones se ocupan de retirarlos.
Los árboles se mueren cuando llegan al término de su vida, que va, según la especie de los 60 a los 200 años. Los árboles jóvenes son entonces intencionalmente asesinados y mueren de pie soportados por el tocón, es decir, por la raíz del árbol muerto. Las podas excesivas son por lo general las causantes de este crimen.


Sorprende ver cómo los jardineros continúan dándoles cuidados. Los encalan, les recortan el pasto alrededor y los mantienen para horror de quienes admiramos lo vivo, no lo muerto. Carecemos de oficio y tradición en arboricultura, nos falta la apreciación estética del arbolado. La tecnicatura en Arboricultura que ofrece la UAEMex en Ciencias Agrícolas aún no hace escuela en las instalaciones de la propia  Universidad, donde los ejemplares muertos duermen el sueño de los justos.


Así como recomendamos retirar fierros viejos de desvencijadas casetas telefónicas, así recomendamos retirar los árboles muertos (con tocón completo) para ser sustituidos por ejemplares vivos.
Así como se sufre cuando se maltrata a un animal, así se sufre cuando un árbol maltratado muere y su cuerpo se conserva en exhibición, como un toro sacrificado al centro de la arena.




martes, 7 de octubre de 2014

CÓMO HUMANIZAR NUESTRAS CIUDADES


publicado en CAMBIO #112, septiembre 2014



La ciudad previa a la industrialización (y a su hijo bastardo, el trailer) era amable y permitía el encuentro casual entre sus habitantes. Hoy la vuelta a esas buenas costumbres puede  restaurarse para colocar al ciudadano de a pie en el sitio que le corresponde, el del rey de la ciudad. Para tal fin nuestras urbes pueden readaptarse mediante mínimas y sabias acciones urbanas como las siguientes:

Reducir el ancho de los carriles vehiculares. A mayor espacio, mayor velocidad.

Ampliar el ancho de las aceras y arbolarlas.

Mantener constante el ancho de los carriles. Cuando la sección de una calle es irregular, las banquetas deben absorber esas irregularidades creciendo donde sea necesario para mantener constante el ancho de los carriles vehiculares. Actualmente ocurre a la inversa; la banqueta es siempre angosta y los carriles se hacen grandotes y se hacen chiquitos.

Eliminar las rampas para discapacitados en las esquinas. Las sillas de ruedas deben cruzar al mismo nivel de la banqueta. Las rampas de subida y bajada deben ser para los vehículos no para los minusválidos. Es decir, el cruce peatonal de rayas debe ser a la vez cruce y tope ancho.

Mandar los estacionamientos atrás de los inmuebles, no al frente. Así se recobra la banqueta para el peatón. Actualmente los comercios sacrifican al peatón para recibir a los autos en sus accesos. Se pierde así el arbolado urbano de las banquetas.

Devolver a las avenidas su doble sentido. Es equívoco usar una avenida en una sola dirección, atenta contra la lógica de su diseño original y la vuelve rápida, consecuentemente el valor de los inmuebles baja y el giro decae.

Construir camellones. En vialidades anchas se debe reducir el ancho de cada carril para instalar al centro camellones; así el peatón podrá cruzar con mayor seguridad haciendo una pausa al medio de la avenida.

Recobrar las banquetas ocupadas por las escaleras de los puentes peatonales. Paradójicamente donde se colocan puentes peatonales elevados, se obliga al ciudadano (que sigue su trayecto por la acera) a bajarse al arroyo vehicular. Es de locos decir que se protege al peatón construyendo masivas estructuras elevadas cuando desplantan del escaso espacio que tiene el peatón para salvar su integridad física.

Regresar al antiguo reglamento de tránsito en materia de la vuelta a la derecha. Mientras el giro a la derecha sea permitido, el peatón jamás tendrá seguridad para cruzar la esquina.

Reducir el alto de las guarniciones. En la actualidad las banquetas han quedado más altas que los inmuebles a los que dan acceso y además constituyen una barrera física difícil de sortear.

Permitir el uso mixto de actividades en todas las áreas urbanas. Cuanta mayor actividad haya en una calle, mayor será la seguridad y la calidad de vida. Los guetos de las privadas no hacen ciudad.

Colocar “parabicis” en las paradas de autobuses más congestionadas. Así el trabajador podrá dejar su bici de ida y regresar a su casa en ella y recobrando el uso cotidiano del ejercicio físico al tiempo que ahorra en transporte colectivo.

Permitir el estacionarse en las calles. Para un peatón es más seguro caminar al lado de un auto estacionado que al lado de uno en movimiento. A mayor número de autos estacionados habrá menos autos circulando y disminuirá la velocidad de los vehículos.

Al disminuir la velocidad de circulación de los vehículos, los inmuebles adyacentes recobran valor y abren nuevos negocios. Las vías rápidas por el contrario acaban con la actividad comercial tradicional. Recobrar la plusvalía de las ciudades depreciadas es una gran inversión.

Humanizar la ciudad es el gran negocio de la sociedad en su conjunto.

 


En el Paseo St. Joan de Barcelona, se redujo el número de carriles vehiculares y se ensanchó la banqueta; la ciclovía va en medio de los dos sentidos.

lunes, 1 de septiembre de 2014

La Constancia del Dolor


Publicado en CAMBIO del Estado de México en agosto 2014

Te escogen la pareja, te casan con ella sin poder chistar, te hacen criar hijos fruto de la resignación, del sexo obligado y tú a la vez harás casar a esos hijos con quien tú quieras, sin que ellos osen chistar, para que a su vez engendren hijos sin amor y así hasta el infinito.

Dos culturas tienen esta práctica cruel donde no cabe el enamoramiento: la judía y la musulmana. Los ortodoxos de ambas religiones. Y siente uno tristeza por ellos, que se pierden lo mejor de la vida, el salero que nos mueve y nos pone una sonrisa en la boca. Lástima por ellos a pesar de que nos juzgan como indulgentes o eróticos depravados.

Cuando uno escoge con quién procrear, después de un sano libre albedrío, puede dar amor a los hijos. Me pregunto cuánto amor se le puede dar, en caso contrario, al hijo de una relación impuesta por los mayores. Severidad, desesperanza y rabia. ¿Qué más puede incubarse en un hogar sin amor? (Amos Oz lo describe magistralmente al hablar de su propia madre suicida).
Me lo pregunto porque israelitas y palestinos actúan sin respeto por el prójimo, sin culpa y sin sentido. Pensemos que si por cada policía norteamericano de la Border Patrol asesinado a manos un desesperado migrante mexicano, los Estados Unidos respondiera con misiles para exterminar las ciudades fronterizas, en buen lío estaríamos. Pero no, ellos sólo le aplican la pena de muerte al inculpado, lo que no deja de ser una práctica primitiva, pero no indiscriminada. No genera más violencia, no mata inocentes a mansalva (en el peor de los casos, mata a un solo inocente).

La carnicería de medio oriente es sub humana, es difícil de definir, es primitiva y perversa con  insensibilidad proveniente de una crianza sin cariño. Sólo un mal querido puede ser malo con los demás y divertirse con el dolor que infringe.

Valoro entonces la sociedad occidental tolerante y celebro la libre elección de la pareja, la libre elección de género, la libre decisión de tener o no tener hijos y la alegría de convivir entre iguales o diferentes, como en la orquesta de Daniel Baremboim, la única persona que ostenta las nacionalidades israelita y palestina y que ha sido capaz de juntar en una misma orquesta sinfónica a jóvenes judíos y palestinos y de poner mediante la melodía una sonrisa en sus labios…música cercana al amor.

La tolerancia se enseña y se aprende; se cultiva. Cultivemos la tolerancia

martes, 19 de agosto de 2014

JÓVENES AL CENTRO


VENTAJAS DE LA CREACIÓN DE ESPACIOS PARA JÓVENES EN EL CENTRO DE TOLUCA. CASO: BELLAS ARTES AL CENTRO

Mesa 4: Contribuciones históricas del diseño y la prospectiva en el diseño de la ciudad    mesa4@coloquiodediseno.org

 

René Lauro Sánchez Vértiz Ruiz


María Susana Bianconi Bailez


 

 

RESUMEN:

Se debe propiciar el retorno de la población joven a los centros de algunas ciudades cuyo centro haya sido deshabitado y entrado en decadencia. La revitalización conlleva beneficios a presente y futuro. Se integra una propuesta para revitalizar el centro de la capital mexiquense, un esquema urbano- arquitectónico- paisajístico en la explanada del Teatro Morelos, hoy sobredimensionada y separada de las aceras por elevaciones excesivas y barreras arquitectónicas

Los nuevos usos revitalizarían la zona, inhabitada cuando los edificios vecinos cesan actividades. Se proponen reabrir una calle, hoy convertida en estacionamiento, facilitar aspectos de movilidad peatonal, mejorar el paisaje y arborizarlo e introducir un nuevo edificio para la escuela de Bellas Artes, a fin de incorporar a los estudiantes y a la vida cotidiana y cultural del centro de la ciudad, de la cual hoy están marginados. Se busca integrar el edificio al contexto, respetuosamente, pero sin disolver su carácter propio.

 

ABSTRACT

The return of young people to downtown áreas of cities whose centre has been uninhabited and in decline, must be encouraged. The revitalization brings benefits, present and future. A proposal to revitalize downtown Mexico state capital is proposed, an urban-architectural-landscape scheme in the Morelos Theatre esplanade, now oversized and separated from the sidewalks by excessive elevations and architectural barriers.

      

New activities would revitalize the area, as movement cease in uninhabited neighboring buildings. We propose to reopen a street, now a parking lot, facilitate pedestrian mobility issues, improve the landscape by planting trees and introduce a new building for the Fine Arts School in order to incorporate young students into daily life and cultural activities in the city centre, which today are marginalized. The proyect seeks to respectfully integrate the building to the context, without dissolving its own character.

 

PALABRAS CLAVE

Prospectiva urbana, revitalización centros urbanos, juventud

KEYWORDS

Urban prospectiveness, claiming right-of-way, youthfulness

 

INTRODUCCIÓN

Los centros históricos pueden experimentar diversas fases de decadencia, las cuales pueden ser temporales o definitivas, siendo sus causas de distinto tipo y nivel de complejidad. El presente artículo puntualiza en la necesidad de la creación de espacios para propiciar el retorno de la población joven a los centros históricos de las ciudades en general y de Toluca en particular, a fin de revitalizarlos de manera contundente, obteniendo beneficios desde los puntos de vista económico, social y ambiental.

 

DESARROLLO TEMÁTICO

 

El abandono de los centros de las ciudades

Una de los mayores riesgos que puede enfrentar una ciudad radica en una pobre o nula visión de futuro. Hoy presenciamos la decadencia de ciudades otrora boyantes y emblemáticas, cuya excesiva confianza en el porvenir anuló la capacidad de autocrítica para evaluar una serie de amenazas y problemas internos y externos.

 

Conocemos  sobradamente la existencia de pequeños “pueblos fantasmas” por todo el orbe, pero rara vez ocurre que grandes ciudades sean abandonadas casi hasta su total extinción; no obstante, estos casos también existen y los motivos de decadencia pueden asemejarse a los de las poblaciones pequeñas, como ocurre cuando se agotan las principales fuentes de producción de empleo y se depende demasiado de un sector que entra en crisis, como hoy acontece en Detroit, la otrora “ciudad del automóvil”, hoy declarada en quiebra; también ocurre en destinos turísticos sensibles a “modas” o niveles de popularidad. Existen otras causales de abandono, tales como los fenómenos destructivos, naturales o artificiales: guerras, construcción de presas, etc.

 

Existe otra forma de abandono de ciudades, la decadencia parcial, es decir, no es necesario que la totalidad de la ciudad sea abandonada, sino que hay áreas que sufren una especie de “gangrena” urbana y entran en estado de descomposición, apreciable desde aspectos económicos, delincuenciales, estéticos, sanitarios, funcionales, entre otros. Durante la segunda mitad del siglo XX los centros históricos de varias ciudades del mundo experimentaron diversos tipos de deterioro.

 

Ciertas formas de decadencia urbana derivan de la desaparición de jóvenes del centro de la ciudad.  El arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, a pesar de ser uno de los artífices de la estupenda Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México, desde los años cincuenta cuestionó la política de concentrar toda la vida universitaria en un punto alejado de la ciudad habitada. Cabe recordar que el Centro Histórico de la Ciudad de México alojaba los principales centros de estudio y siempre se había beneficiado por la presencia de estudiantes que mantenían vivo el comercio local, generaban una intensa actividad cultural, alquilaban apartamentos y participaban de todas las ventajas de la concentración de funciones urbanas, se desplazaban a pie y, en caso de necesitar transporte motorizado, los trayectos no eran tan largos como los exigidos para llegar a la Ciudad Universitaria.  El tiempo demostró que la desaparición de la vida universitaria contribuyó a una etapa de decadencia del Centro Histórico, intensificada por otro factor adicional: la invasión de espacios por el comercio informal; a modo de círculo vicioso, los habitantes y el comercio formal abandonaban la zona, dejando edificios vacíos que se transformaban en más bodegas para los vendedores ambulantes. Hacia 2008, el 70% de las viviendas del Centro Histórico de la Ciudad estaban deshabitadas.

 

Los jóvenes no sólo pueden desaparecen de los centros históricos por políticas deficientes, sino por simple tendencia demográfica. La llamada “pirámide” demográfica mexicana gradualmente cambia de forma, paulatinamente se reduce la presencia proporcional de jóvenes y niños, de modo que la forma piramidal comienza a asemejarse a la cúpula del Taj Mahal. A futuro, la gráfica se estrechará hasta convertirse en una especie de arco ojival. Cabe añadir que los españoles emplean el término “ojiva demográfica” para referirse a los que en México se conoce como “pirámide”.

 

La modernidad urbana, del sueño a la pesadilla

A mediados del siglo XX se extendió por el mundo la tendencia urbanística que dividía a las ciudades por zonas, concentrando en una región de la ciudad a la vivienda, separándola de la zona de trabajo o de la zona cultural y obligando a los habitantes a surcar la ciudad durante varias ocasiones al día para realizar su actividad cotidiana. El transporte motorizado se convirtió en medio imprescindible. Esta pesadilla urbana nació como un sueño de tiempos de la Revolución Industrial, cuando urgía confinar a las contaminantes zonas industriales en áreas alejadas de los espacios de vivienda y se creía que el transporte del futuro funcionaría de manera eficiente.

 

Richard Rogers indica que aquel  modelo ya caduco del “zoning” (como se le conoce internacionalmente) en los países desarrollados se aplica aún en países poco avanzados (Rogers, 2006: 33). En México echó raíces a lo largo de las últimas décadas del siglo XX, aunque la motivación central dejó de ser la higiene y el bienestar, para dar lugar a pragmatismos, inercias e intereses implícitos en el acto de destazar los componentes básicos de la ciudad. A mediados de siglo, en Roma se edificaba el distrito EUR, casi todo compuesto por oficinas, por lo que en los días no laborales se convierte en un fotogénico e inquietante desierto bien captado por el cineastas como Fellini. En Toluca, durante la década de los ochenta, la biblioteca pública fue erradicada del centro de la ciudad para dejar sitio a la actual Cámara de Diputados; varios estudiantes dejamos de realizar las tareas en dicha biblioteca, pues fue enviada al complejo del Centro Cultural Mexiquense, con una ubicación tan fotogénica como impráctica, pues el estudiante promedio de Toluca carecía de automóvil propio, el transporte público era insuficiente y lento; para los estudiantes de menores recursos económicos o de tiempo, era inaccesible. 

 

Las demoliciones de manzanas completas a finales de los 60s no sólo afectaron a Toluca  sino a Guadalajara, a Monterrey y a la Ciudad de México.

Pocos autores defendían entonces el encanto del espacio reconocible y entrañable. Anticipación y misterio, nostalgia e intimidad; animismo, geometría, amortiguamiento; tradición, textura y visión serial son los encantadores subtítulos del libro de Gordon Cullen (1974) “El paisaje urbano”. Fue de los pocos teóricos  que nadaba a contracorriente durante las décadas en que la apertura de inmensos espacios en el centro de las ciudades norte y latino americanas  se hacía a expensas de su propia arquitectura, fenómeno propio de la habilitación de estacionamientos públicos para el único transporte privilegiado por el sistema: el automóvil.

 

Durante estas décadas se impuso la tendencia a expulsar del centro de las ciudades a una gran cantidad de actividades cotidianas que le daban vida, al mismo tiempo, extendió la moda mudarse a las afueras de la ciudad en la búsqueda de una mejor calidad de vida. Las políticas y tendencias en favor de los suburbios propiciaron que las clases pudientes huyeran del centro histórico, como ocurrió en diversas ciudades de los Estados Unidos donde se pueden observar características raciales en función a la distancia al centro. En varias ciudades mexicanas, incluyendo Toluca, primero huyeron las familias adineradas y después la clase media. Los espacios fueron ocupados por comercios, oficinas y estacionamientos que obligaron a demoler y desfigurar los interiores de las manzanas (Sánchez Vértiz y Ezeta, 2012). Se elevaron los montos de los impuestos y el costo de los alquileres, de modo que hasta las clases populares terminaron por huir de la zona. En la Toluca de la década de los noventa era muy evidente que una proporción importante de los pobladores del centro eran adultos mayores que se negaron a mudarse a espacios más silenciosos y amplios, para olvidarse de la comodidad habitual y auténtica de contar con todo a la mano y de vivir en un espacios con los cuales se identificaban plenamente.

 

A todo esto hay que añadir que el crecimiento de las áreas urbanas no corresponde al crecimiento real de la población. Según la arquitecta Sara Topelson de Grinberg, Toluca duplicó su población en las últimas tres décadas, en contraste con el crecimiento de la mancha urbana, que se decuplicó. Lo anterior genera problemáticas de tipo económico, social y ambiental, pero para efectos de este trabajo conviene remarcar que la población juvenil fue dispersada por territorios inconexos, que a su vez propician una sociedad sin cohesión.

 

Toluca demuestra que es ingenuo pretender que la vida cultural de una ciudad se mide por su cantidad de museos. El disfrute real de la cultura en esta ciudad se queda corto para las abultadas cifras de la oferta museística, que sólo rivaliza en el país con la Ciudad de México. La cultura debe convertirse en un hecho cotidiano, lo cual se dificulta si la oferta cultural se encuentra dispersa y en lugares alejados de las viviendas.

 

Con todo lo anterior, la capital mexiquense presenta el típico esquema de “dona”, cuyo centro se encuentra vacío durante las noches, lo que ya había notado Krier hace décadas en otras ciudades del mundo (Krier, 1984). No sólo hay relativamente pocas viviendas en el corazón de la ciudad, en comparación a la excesiva presencia de lotes de estacionamiento, oficinas y comercios, sino que abundan actividades cuyo horario finaliza entre las dieciocho y veinte horas.

 

El centro rescata a la juventud, la juventud rescata al centro

La presencia de jóvenes en el centro histórico permitiría la reactivación de diversas actividades urbanas, pero lo más importante de todo sería el retorno de la identificación de la juventud con el lugar, de modo que se conviertan en sus salvaguardas de cara al futuro.  También la convivencia entre jóvenes y otros sectores de la población reduce la posibilidad de sociopatías y segregaciones, tan proclives en los ámbitos zonas de periferia y clusters habitacionales. Son justamente los centros de las ciudades los lugares donde se entrecruzan con mayor facilidad todo tipo de personas, incrementando varios tipos de vínculos. En el ilustrativo documental Bowling for Columbine del periodista norteamericano Michael Moore se concluye que la venta y uso de armas de fuego en los Estados Unidos -entre varios problemas sociales- es más frecuente en los suburbios habitados por personas de raza blanca, que en los centros urbanos ocupados por afroamericanos. Lo anterior echa por tierra la trillada hipótesis de que hay una relación directa entre pobreza, raza y problemas sociales. Moore deja entrever que el origen de la violencia juvenil estadounidense radica en una combinación de falta de opciones para los jóvenes y aislamiento por miedo al prójimo; desecha que la cultura mediática violenta sea una causa importante per se, pues es afín a muchos países que no presentan tasas de homicidios similares. Rogers indica que el egoísmo y la segregación están ganándole la partida al contacto y la comunidad (Rogers, 2006: 10)

 

Nuevo urbanismo: reconsideración de la tradición y la complejidad funcional

El urbanismo de vanguardia contempla aspectos de sustentabilidad, entendida ésta no como un simple énfasis en aspectos ambientales, sino en una combinación de estos con beneficios sociales y económicos. Entre algunos de los elementos fundamentales se halla la vuelta a la mezcla de usos de suelo, de modo que las zonas de vivienda  convivan con los centros de trabajo, el equipamiento cultural, el comercio y el esparcimiento (de manera muy parecida a como ocurría en las ciudades históricas); también debe privilegiarse la compacidad urbana para acercar las diferentes partes de la ciudad y obviar en lo posible el uso del transporte motorizado. Deben dejarse atrás vicios de diseño urbano, tales como el “zoning” y el fenómeno del “urban sprawl”, es decir, la dispersión urbana por un territorio excesivamente amplio.

 

Dicho de otro modo, el urbanismo sustentable busca propiciar ciudades que, en el fondo, se parecen a los centros de las ciudades tradicionales. También hace énfasis en la recuperación de los centros urbanos. Barcelona ha trabajado durante un cuarto de siglo en la dignificación y recuperación del casco antiguo, el cual se encontraba en franca decadencia hacia fines de la década de los ochenta. Una gran cantidad de calles y plazas del barrio Gótico y otros entornos de la Ciutat Vella eran peligrosos y deprimentes; hoy son motivo de atracción y orgullo.

 

El centro de Toluca presenta un esquema de uso de suelo mixto aún recuperable y en los mapas de hace medio siglo observaremos que la mayor parte de los puntos clave se encontraban  a distancias frecuentemente sorteables a pie o en bicicleta. Podría decirse que el centro de Toluca ya tiene puesto casi todo el “chasis” para alojar a una ciudad sustentable, lo más difícil ya está hecho, de modo que debemos concentrarnos en trabajar cuidadosamente los elementos restantes, desmontando algunos, añadiendo otros y reubicando algunos más. Como aconseja F. Ascher, el neourbanismo desarrolla una gestión funcional mucho más sutil que el urbanismo moderno, pues debe considerar la complejidad y variedad de prácticas urbanas, respondiendo mediante soluciones multifuncionales. (Ascher, 2010: 83)

 

Cabe añadir que en los últimos años hemos identificado que los estudiantes foráneos de la UAEM tienden a preferir alquilar espacios de vivienda en el centro histórico de Toluca, dadas las ventajas de la densidad de sus servicios urbanos, lo cual significa que las fuertes posibilidades de revitalizar la zona son aún latentes; lo ideal sería que los jóvenes la repoblaran a fin de evitar el efecto nocturno de vacío.

 

Bellas Artes al Centro. Proyecto de creación de un espacio

En la Toluca de hoy (2013) la circulación norte-sur prácticamente no existe en el centro de la ciudad, lo que ha gangrenado los barrios del norte: El Cóporo y Sta. Bárbara (Bianconi, 2009) esto a raíz del cierre de la antigua calle de Zavala, hoy 5 de febrero. La calle existe pero ha sido cerrada para que estacionen sus vehículos los jueces y abogados litigantes que laboran en el Palacio de Justicia. Esta obstrucción ha provocado que la calle siguiente, Pedro Ascencio, vaya hacia el norte un trecho y hacia el sur otro trecho, encontrándose los flujos en una amanerada disposición, innecesaria a todas luces si se abriera la calle que los abogados tienen usurpada, al mejor estilo de tianguistas ambulantes, ver figura1.

 


Fig. 1: Mapa del Centro de la Ciudad de Toluca; en rojo el remedo vial en virtud de la carencia de calles norte sur, las que se ilustran en amarillo

 

El callejón del Carmen que conducía al templo homónimo a través de un puente sobre el río Verdiguel también fue cerrada y desaparecida totalmente, convertida en parte de la informe plaza José María Garibay Kintana. Esta mal llamada plaza, es un hueco urbano que impide la conexión entre el norte y el sur del centro de la ciudad de Toluca y fue producto de la demolición de dos grandes cuadras completas que se hallaban frente al Mercado, hoy Cosmovitral de Toluca. La Av. Juárez norte y la Av. Juárez Sur han quedado interrumpidas por este vacío urbano, vacío que nadie se atreve a cruzar, inhóspito e inseguro, torpe en suma.

 

Traer vida a las calles

Partiendo de donde estamos, de las migas que nos dejaron dispersas en la mesa, podemos aún hoy remediar hasta cierto punto el abandono y la soledad que inunda el demolido centro histórico de la ciudad de Toluca. Empecemos por sus calles: la traza urbana debe regresar a ser una cuadrícula, como lo fue en su fundación. Sabemos que cada esquina es un punto de reunión, un hito en sí mismo y que hay que recuperarlas.

Dejemos estacionar los autos a lo largo las calles para evitar la proliferación de estacionamientos de mala muerte y lleguemos al centro en transporte público, en bicicleta o a pie. La Av. Morelos está sobredimensionada, puede aceptar el estacionamiento en batería en uno de sus lados y la circulación en bicicleta debidamente señalizada.

Permitamos usos mixtos de suelo, mayores alturas en la construcción, mayor densidad en el centro, más gente, más vivienda en pisos de departamentos, mayor diversidad de vecinos, de actividades y de usos del espacio público.

 

Escuela de Bellas Artes

La idea de llevar la escuela de Bellas Artes al centro parte de dos certezas: su ubicación actual es inadecuada y su traslado al espacio vacío de la explanada del Teatro Morelos conllevará actividad y vida joven a la zona. Baste decir que la institución se encuentra actualmente al fondo de una calle cerrada que hace esquina con otra cerrada. Esta atípica situación vuelve difícil el flujo vehicular e inseguro el tránsito peatonal (ver figura 2)  Por otro lado el inmueble está lejos de pertenecer a las bellas artes y es en cambio, una suma de añadidos carentes de presencia plástica (figura 3)

 

Figuras 2 y3 ; Ubicación de la actual Escuela de Bellas Artes de Toluca. Fuente: Google Earth

 

La escuela de Bellas Artes está asfixiada en su locación actual, por eso es que proponemos llevar algunas de sus múltiples actividades al centro de Toluca, a un sitio que tiene infraestructura vial y de servicios, que queda a unos metros de las grandes plazas centrales, que está servida por múltiples líneas de transporte público y del único estacionamiento arbolado de la ciudad.

 

El proyecto urbano

El proyecto urbano es sencillo, consiste en regularizar el trazo de la calle Aquiles Serdán y mantener constante el ancho de sus carriles vehiculares, para absorber la diferencia en el ensanche de la acera sur, la que se podrá entonces arbolar cómodamente. Pasa también por la reapertura de la calle 5 de febrero al tránsito vehicular y al peatonal mediante generosas aceras arboladas. El proyecto urbano propone  nivelar la explanada del Teatro Morelos con las aceras perimetrales y convertir el área en una “Plaza Teatrera” a nivel peatonal (de norte a sur). Las visuales no se verán entorpecidas por este basamento absurdo que en el presente constituye un estorbo al usufructo franco de los transeúntes. La diferencia de nivel con el acceso al teatro se zanja con una escalinata que sirve de gradería para la Plaza Teatrera (ver figura 4). Así mismo se propone la reubicación del monumento al General Morelos a un sitio articulador de la circulación convirtiéndolo en un hito urbano.


Figura 4: Rediseño urbano de la explanada del Teatro Morelos, con el nuevo edificio para la Escuela de Bellas Artes

 

 

El proyecto arquitectónico

Aunque el edificio propuesto no colinda directamente con los edificios vecinos y está separado a modo de isla, se busca integrarlo sin disolver su carácter propio. Las dimensiones generales responden a las preexistencias arquitectónicas vecinas: la altura total del edificio de Bellas Artes hace eco de la altura del Palacio de Justicia, mientras que la delimitación de los muros responde a las líneas sugeridas por las fachadas de dicho Palacio y del Teatro Morelos. El diseño en columnata es característico del entorno, donde abundan pilares y pilastras y se inspira particularmente en las columnas pareadas del Teatro Morelos, cuya distancia de intercolumnios será respetada, ver figuras 6 y 7. También los materiales pétreos propuestos están presentes en las inmediaciones. Se crea un atrio –un espacio confinado por columnatas, pero abierto al cielo- con tres finalidades: unificador los paramentos de los edificios vecinos, enfatizar la presencia del nuevo edificio y propiciar un espacio para eventos de alto valor simbólico como se parecía en la figura 5. La iluminación artificial del atrio provendrá de una luminaria dispuesta como un gran aro suspendido por tensores. Las azoteas son habitables, los accesos al edificio están altamente jerarquizados y la fachada emplea líneas de fuerza horizontales como contraposición a las líneas verticales de la columnata.

 


Figura 6: Mosaico de imágenes de la maqueta. Fuente: René Sánchez Vértiz Ruiz

 

CONCLUSIONES

En base a los postulados teóricos esgrimidos en este artículo, los autores se dieron a la tarea de  materializarlos en un proyecto urbano arquitectónico. Se realizaron varios renders y una maqueta. Concluida la etapa de diseño, se obtuvo una reunión con la alcaldeza de Toluca quien explicó las dificultades interinstitucionales para llevarlo a cabo, a saber,  la tenencia de la tierra. El vacío urbano que es hoy la explanada del Teatro Morelos pertenece a la instancia del Gobierno del Estado DIF, con la que el H. Ayuntamiento carece de relación.


Figura 7: Imagen del atrio de acceso a la Escuela de Bellas Artes. Fuente propia

 

Esta experiencia nos ejemplifica la manera desmembrada en que se ejecutan las políticas urbanas en las ciudades del Estado de México, y la evidente necesidad de que se integre un órgano trans-interinstitucional que trabaje al margen de los tiempos políticos e integre a la sociedad en la toma de decisiones que le afectan. La propia Universidad del Estado de México a través de este ejercicio de Extensión Universitaria se ve limitada en sus alcances sociales.

Por lo anterior es deseable que al menos este artículo académico cumpla con el cometido de hacer patente la necesidad de políticas públicas urbanas tendientes a la revitalización de los centros a través de la sangre de los jóvenes estudiantes o bien de los desplazados del sistema formal educativo, quienes en un ámbito citadino de calidad potencien relaciones sociales frescas y sanas. 

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