viernes, 12 de abril de 2013

TÚNEL BAJO LA SIERRITA DE TOLUCA


TÚNEL BAJO LA SIERRITA

publicado en el No 94 de la revista CAMBIO del Estado de México en marzo de 2013


Conectar ambos mundos; de eso se trata esta propuesta urbana. La idea no es nueva, pero la herramienta para desarrollarla llegó a mis manos de manera fortuita. En la feria del libro de Minería me topé con una publicación de la Fundación ICA: “Vialidades Urbanas Subterráneas”.

Toluca no es la única ciudad del mundo que tiene una geografía accidentada, consecuentemente conviene ver qué se ha hecho en otros lares para reducir el largo de los recorridos y así desanudar vialidades saturadas, ayudando de paso a bajar los índices de contaminación. Santiago de Chile, Río, Dublín, Boston, Madrid, Sydney y París han recurrido al uso de túneles para zanjar en cortas distancias subterráneas, largos recorridos superficiales.

Las técnicas modernas de excavación permiten realizar túneles de dos niveles (para trenes y vehículos o bien para ida y vuelta). Quienes vamos a la Ciudad de México recorremos un par de túneles cilíndricos con absoluta normalidad y somos conscientes que por encima de nosotros el paisaje está intocado.

En el caso de Toluca, tenemos una serranía que separa la ciudad fundada por los españoles en el sur, de los asentamientos prehispánicos en el norte. De Zopilocalco a Rancho La Mora, el recorrido puede durar 30 minutos a ciertas horas del día, cuando en línea recta están a un paso. Tanto Santa Bárbara (al sur de la sierra) como Santiago Miltepec (al norte) se han convertido en sitios inseguros porque están incomunicados. Son literalmente callejones sin salida que favorecen la delincuencia debido a la imposibilidad de patrullajes fluidos.

Es hora de realizar obras inteligentes. Desde 1973 en que se trazó y arboló el Paseo de los Matlatzincas, sólo se ha dejado hacer a quienes invaden el derecho de vía de la otrora panorámica vía. Cuarenta años de letargo pueden revertirse con un par de perforaciones estratégicas. Propongo entonces la creación de un par de túneles cortos, los que podrán acercar ambos mundos y volver más seguras y más cercanas ambas márgenes sin tocar el paisaje superior que es asiento de vestigios arqueológicos fundacionales. De materializarse este par de túneles, el desahogo de la glorieta de la Marina y de la Maquinita será instantáneo. Las distancias y los tiempos de recorridos se reducirán y la ciudad ganará en cohesión y urbanidad.