lunes, 16 de agosto de 2010

las Puertas de Ciudad Universitaria


¿ESPACIOS INÚTILES?

Publicado en CAMBIO en Diciembre 2008

El miércoles 3 de diciembre asistí a una conferencia magistral en el Aula Magna de Rectoría de la UAEMex sobre Espacios Inútiles. La dictó la doctora en arquitectura Helena Coch Roura de la Universidad Politécnica de Cataluña.
Su tema fue sobre los espacios semi-públicos o semi-privados que vestibulan los edificios; es decir, habló sobre los porches, las galerías, los portales y los balcones. Con profesional orden fue desarrollando su tema. Como partía de la premisa falsa de que esos sitios son inútiles, con habilidad fue documentando que no lo son, sino que por el contrario sirven para jerarquizar, para atemperar los cambios de temperatura y para su ocupación ocasional, informal.
Demostró con números que un balcón acristalado provee de una cámara de aire, lo que mejora las condiciones de confort térmico interior en las viviendas y constituye un sistema pasivo de control de temperatura. Los arquitectos estudiamos desde el inicio de la carrera ese tipo de cámaras y sabemos de sus bondades. Pero la doctora ha sabido sacarle provecho a su tesis y gracias a ella viaja a Brasil para estudiar las “barandas” y quiere venir a México a estudiar las terrazas.
Curiosamente la arquitectura tradicional se compone de muchos espacios sociales como éstos espacios intermedios y la tradición los ha reproducido a lo largo de la historia…hasta hace 100 años.
Escala Urbana
A escala urbana estos espacios intermedios como los tradicionales portales son el corazón palpitante de nuestras ciudades. En ellos ocurre de todo: compras el diario, te boleas los zapatos, escuchas al organillero, te tomas un helado, paseas a gusto sin sol y sin lluvia. Si recorres, por otro lado, un boulevard arbolado, con bancas, fuentes y anchas banquetas podrás tomarte un café bajo la semi-sombra de los árboles y verás pasar a la gente con la calma de sentirte parte de un mundo urbano.
Ninguno de estos espacios es inútil, por el contrario, junto con las plazas, son los espacios que hacen ciudad. Un montón de edificios no hacen ciudad sino están entretejidos por estos lugares humanísticos por excelencia donde nos podemos detener sin ser sospechosos de nada.
La entrada a la Rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México tiene un perfecto ejemplo de esta calidad de espacios intermedios porque goza de un vestíbulo al que se accede traspasando tres magníficos arcos apoyados en seis recios pilares. Hay en ese lugar espacio suficiente para sentirse bien, digno, bienvenido, tomado en cuenta. Hay una generosa banqueta a distancia prudente del tráfico vehicular, hay altura y proporción de las partes que lo componen.
Curiosamente tanto los venerables Portales de Toluca, como el Paseo Colón o el Paseo de la Reforma, como la Rectoría de Instituto Literario son obras del siglo XIX. Es importante señalarlo, porque con el siglo XX se acabaron los buenos modales y los espacios que los propiciaban.
Actualmente los peatones acceden a la Ciudad Universitaria por unas puertitas de malla ciclónica muy primitivas y denigrantes y suben a un puente peatonal que inexplicablemente cuenta con un doble enmallado que enjaula la basura y la tierra yerma. De Catedral se sale directo al tráfico, los espectadores de la Bombonera son arrojados de golpe a la calle; calle que debe ser cerrada en días de partido para evitar accidentes. No se hizo entre lo público y lo privado ese adecuado espacio al que polémicamente la doctora Helena llama inútil.
Escala habitacional
Al nivel de la vivienda, estos espacios semi-públicos o semi-privados también han desaparecido. Son cosa del siglo XIX los patios y los balcones. Son cosa del pasado los corredores en torno al patio donde se desarrollaba una vida familiar rica en encuentros informales, donde no era necesario meter a nadie a la recámara para contar un cuento, escuchar un tarareo o regar una planta. No era menester invitar a nadie a pasar habiendo un portalito con una banca. Pero el espacio es dinero y el dinero se malgastó en el siglo XX en artefactos industrializados de moda, y la sala de televisión sustituyó al patio. La gente que conversa, tararea y riega las plantas lo hace en la pantalla, no en la realidad tornasolada del patio mexicano.

Los ejercicios académicos que exhiben lo obvio, son una buena escusa para dar una conferencia magistral bien pagada… o para escribir una sencilla nota de reflexión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario