martes, 10 de agosto de 2010


CONVIVIENDO CON UN CADÁVER
Publicado en El Sol de Toluca, 19 junio, 2006


Nuestro valle da origen al río Lerma que nace en la laguna del Chicnahuapan ( o nueve manantiales) y corre hacia el norte, como el Nilo. Actualmente el río nace muerto. Tratemos de desentrañar su asesinato siguiendo la historia del crimen desde el principio estudiando tres épocas:

1. El crimen involuntario
2. El crimen organizado
3. La solución del crimen

1.Las lagunas que rodeaban las islas de San Pedro Tultepec, de San Antonio La Isla y de Lerma no eran del agrado de los españoles a quienes les importaba introducir ganado en las marismas. En 1613 construyeron el puente Carmelita de tres arcos que aún da buen servicio a la ciudad de Lerma (así llamada en honor del Duque de Lerma) y que, atascado de basura en ambas riveras, clama por atención del INAH para que su entorno sea limpiado y jardinado adecuadamente.
Durante 300 años el río, sus manantiales y lagunas albergaron una flora y fauna únicas y paradisíacas: los tulares crecían esbeltos y sanos (como los vemos en el lago de Cuitzeo, Michoacán) y con ellos se tejían petates, cestas y artesanías diversas. Volaban patos migrantes, se pescaba el pescado blanco con redes y se vendía fresco en los mercados cercanos. Matlatzinco era el nombre original de este valle, el de los hombres de las redes.
En 1942 se pensó en tomar agua de las nacientes del río para llevarla al Distrito Federal, comenzaron entonces las obras de un acueducto hecho a mano. La alegría del progreso animaba tanto a los obreros como al pintor Diego Rivera que del otro lado de la Sierra de las Cruces, en el Cárcamo del Lerma en Chapultepec, pintó una alegoría a la vida que proviene del agua. El mural ha sido recientemente restaurado, para que se pueda atestiguar la ingenuidad de quienes pensaban que se podía maniobrar con la naturaleza manoseando sus cuencas. De este lado de Las Cruces, las obras no avanzaban, se decidió dinamitar la roca y así se bloquearon para siempre ocho de los nueve manantiales que daban vida al río. Para 1947 se habían tenido que perforar 17 pozos profundos para subir el agua del acuífero al acueducto y desde entonces las bombas no han dejado de funcionar y el río comenzó a morirse lentamente y en silencio. Fue un crimen involuntario.

2.- Viendo que el río serpenteaba, la Comisión Nacional del Agua decidió cambiarle el curso y convertirlo en un canal de líneas rectas, colector de aguas negras desde Almoloya del Río hasta San Mateo Atenco, amén de Metepec, Toluca y la zona industrial. Primer atentado.
Fue en 1964 cuando se decidió desde algún escritorio de la capital del país que el Matlatzinco ubicado a 2,650 metros sobre el nivel del mar , en medio del mapa y sin puertos cercanos, debería convertirse en zona industrial. Se invitó a las empresas exentándolas de impuestos para que vinieran a tomar agua limpia del subsuelo y a desechar el agua sucia al canal del Lerma. Segundo atentado.
Funcionaba entonces el ferrocarril y la carretera a la ciudad de México iba más o menos por el mismo trazo del camino real. Conforme el río comenzó a asolvarse, se decidió dragarlo y echar los lodos en ambas orillas. El río que naturalmente serpenteaba y crecía recurrentemente año con año, fue puesto en cintura y los terrenos federales que ocupaban sus aguas fueron abandonados a los invasores. Tercer atentado.
A esto se le conoce como crimen organizado porque fue maquiavélicamente calculado por una dependencia de gobierno, la CNA, la misma que hoy draga los ríos de Chiapas y los vuelve derechitos en lugar de respetarles sus sabias curvas que detienen la arena de las avenidas de agua. Con el conocimiento de lo mal hecho en el Lerma, lo que se está haciendo en Chiapas es también criminal pero con agravantes. Hay torpeza y estulticia por supuesto pero también falta de interés por las regiones y por el país, hay indiferencia por las comunidades que viven de los ríos, hay maldad a fin de cuentas y hay intereses creados porque otorgar concesiones para dragar y aventar a un ladito los lodos puede dejar grandes dividendos. El daño está hecho en el caso nuestro y se está haciendo en el caso de Chiapas según nos lo hacen saber los especialistas del Colegio de la Frontera Sur. Ellos temen por sus manglares costeros, que pueden desaparecer por las arenas que ya no quedarán atrapadas en los meandros de los ríos. Nuestro río Lerma, convertido en canal, ha matado el lago de Chapala y acabado con su forma de vida costera.
En los 90’s se construyó en Almoloya del Río, a escasos 200 metros del único manantial sobreviviente, una descarada estructura de concreto que ventila las aguas negras del pueblo y que da al traste con el paisaje lacustre e inunda con fetidez los alrededores. Una ostentosa placa pavonea esta obra digna del inframundo que aparece en el mapa del INEGI como “estanque de sedimentación”. Cuarto atentado.
La Conagua no aprende de los errores cometidos y parece conocer sólo una receta: la del crimen organizado.

3.- La resurrección de nuestro río Lerma pasa por destruir los bordos artificiales que han canalizado el río. La razón es que impiden que el agua de lluvia llegue por superficie al río y se quede estancada a ambos lados, provocando pestilencia. El río marca la cota más baja del valle, sin embargo dos “cordilleras” paralelas al río y en ambas márgenes han desvirtuado el cauce impidiendo el crecimiento natural y periódico del nivel de sus aguas como siempre lo había hecho. El dragado sí debe efectuarse pero colocando el material en lomas transversales al río, como un costillar. Así el agua no quedará estancada y subirá y bajará en cada estación sin provocar estancamientos ni podredumbre.
El espacio entre estas lomas transversales, se podrá dragar para, si se quiere, convertirlo en canales quedando la tierra alta convertida en chinampas. Un nuevo Xochimilco puede florecer en San Mateo Atenco, con agua procesada a través de compuertas de redes que contengan primero carrizo u otate, luego tule y finalmente lirio; plantas que se alimentan de la materia orgánica suspendida en el agua y que serán constantemente recogidas como material forrajero. Los lodos activados que se draguen a la superficie de las chinampas son fértiles y servirán para que en ellas crezcan flores y sauces mimbres (ahuejotes).Las trajineras darán la vuelta los domingos y una nueva fuente de ingresos nacerá con este simple tratamiento ecológico.
El río debe volver a tener árboles en sus márgenes, se deben plantar muchos sauces mimbres y llorones, tepozanes, saúcos y ahuehuetes. Nada extraordinario, sólo la flora nativa, la más noble y adaptada para que el canal se vea al menos como un río, algo que la Comisión para la recuperación del Alto Lerma jamás se molestó en hacer. Los paseos ribereños llegarán a ser una delicia.

El paraíso puede recuperarse (paraíso quiere decir jardín en persa). El mal olor desaparecerá en cuanto no haya aguas estancadas y se hagan los filtros de plantas; el color de las flores y de las trajineras dará un poco de alegría a esta zona maltratada por el hombre arrogante e ignorante. “Vivir con el Lerma” es una meta cercana, asequible y deseable.

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